Esta es mi traduccion de este articulo. Comentarios y correcciones bienvendios.
Mamá, soy gay." Palabras que sacuden el mundo para muchos padres cristianos conservadores - trágicamente, muchos lo ponen a la altura de: “Mi hijo tiene un tumor cerebral”. En realidad, los cristianos empatizan con un tumor cerebral, pero sólo intenta decir a la iglesia que tu hijo es gay y vas a encontrar el límite de la gracia retenido no sólo de los cristianos homosexuales, sino de las familias que lo aceptan. No sólo lo que se dice, sino lo no se dice puede ser opresivo para una familia que busca el amor y la verdad.
No culpo a los padres en estas situaciones por un nanosegundo. Dios sabe que ellos estaban tratando de responder de la mejor maner, como si fuera un espasmo respiratorio, en una zona donde la iglesia en general no deja espacio para respirar. Los padres se culpan a sí mismos y los cristianos los culpan a ellos también. No exagero. Apenas oímos la palabra gay o lesbiana nos preparamos para el impacto - porque sabemos que el ataque es inminente.
Esta historia fue publicada Facebook. Mi hija fue a la escuela con su hermano. La madre, Linda, me dio permiso para publicar esto con la esperanza de impactar vidas y prevenir futuras tragedias. Es por esto que nuestra respuesta como cristianos es importante. Una persona real con una historia real.
La foto de arriba es de Linda y Ryan Robertson.
Sólo porque él respira
por Linda Mueller Robertson (Notas) en Lunes, 01 de abril 2013 en 12:35 a.m.
Escrito en 05 de diciembre 2012
Primera vez publicado el 14 de enero de 2013 - Ryan haría tenido 24 años
En la noche del 20 de noviembre de 2001, una conversación a través del Messenger cambió nuestras vidas para siempre. Nuestro hijo de doce años me envió un mensaje a mi oficina desde la computadora en su dormitorio.
Ryan dice: te puedo decir algo
Mamá dice: Te escucho
Ryan dice: Bueno, yo no sé cómo decir esto, pero realmente, bueno ......, no puedo seguir mintiendo acerca de mi. He estado escondiendo esto durante demasiado tiempo y tengo que decir esto ahora. Quizás te das una idea de lo que voy a decir.
Ryan dice: soy gay
Ryan dice: no puedo creer que acabo de decirlo
Mamá dice: ¿Es una broma?
Ryan dice: no
Ryan dice: Pensé que entenderías ya que el tío Don..
Mamá dice: Por supuesto que sí
Mamá dice: pero ¿qué te hace pensar que eres?
Ryan dice: sé que soy
Ryan dice: no me gusta Hannah
Ryan dice: es sólo para disimular
Mamá dice: pero eso no te hace gay ...
Ryan dice: lo sé
Ryan dice: pero tienes que entender que
Ryan dice: soy gay
Mamá dice: dime más
Ryan dice: esto es lo que soy y es algo que sé que es así
Ryan dice: tu no eres una lesbiana y sabes que es lo mismo
Mamá dice: ¿Qué quieres decir?
Ryan dice: que soy gay
Ryan dice: nada más que eso
Mamá dice: Te amo no importa qué
Ryan dice: soy blanco no negro
Ryan dice: lo sé
Ryan dice: soy un niño no una niña
Ryan dice: me siento atraído por otros chicos no las niñas
Ryan dice: tu sabes esto sobre ti mismo y yo sé que es así
Mamá dice: ¿qué pasa con lo que Dios piensa acerca de actuar en estos deseos?
Ryan dice: lo sé
Mamá dice: gracias por decirme
Ryan dice: Y estoy muy confundido acerca de esto ahora
Mamá dice: Te amo más por ser honesto
Ryan dice: lo sé
Ryan dice: gracias
Nos quedamos completamente paralizados. No es que no conocíamos o amabamos a las personas homosexuales - mi único hermano había salido del armario varios años antes, y lo adoraba. Pero ¿Ryan? Él no tenía miedo a nada, duro como una roca, y todo un hombrecito. No vimos esto venir. Lamentablemente la emoción que nos abrumó, que nos mantuvo despiertos por las noches, que influyó todas nuestras reacciones durante los próximos seis años fue el MIEDO.
Dijimos todo lo que, como unos amoroso padres cristianos que creen que la Biblia es la Palabra de Dios deben decir:
Te amamos. Siempre te amaremos. Y esto es difícil. MUY difícil. Pero sabemos lo que Dios dice acerca de esto, y por lo tanto vamos a tener que tomar algunas decisiones muy difíciles.
Te amamos. Pero hay otros hombres que se han enfrentado esta misma lucha, y Dios ha obrado en ellos para cambiar sus deseos. Te conseguiremos sus libros ... puedes escuchar sus testimonios. Y vamos a confiar en Dios en todo esto.
Te amamos, pero eres joven, y tu orientación sexual está aún en desarrollo. Los sentimientos que tienes hacia otros chicos no te hacen gay. Así que por favor no le digas a nadie que ERES gay. No sabes lo que eres todavía. Tu identidad no es que seas gay - es que eres es un hijo de Dios.
Te amamos. Siempre te amaremos. Pero si vas a seguir a Jesús, la santidad es tu única opción. Vas a tener que optar por seguir a Jesús no importa lo que venga. Y ya que sabemos lo que la Biblia dice, y yo sé que tu quieres seguir a Dios, así que escoger tu sexualidad NO es una opción.
Básicamente, le dijimos nuestro hijo que tenía que elegir entre Jesús y su sexualidad. Le obligamos a hacer una elección entre Dios y ser una persona sexual. Elegir a Dios prácticamente, significaba vivir una vida de soledad (nunca enamorarse, tener su primer beso, tomarse de las manos, compartir intimidad compañerismo, experimentar romance), pero que también sería la vida en abundancia, la paz perfecta y recompenzas eternas. Así, durante los primeros seis años, se esforzó por escoger a Jesús. Como muchos otros antes que él, rogó a Dios que le ayudara a sentirse atraído por las mujeres. Memorizaba las Escrituras, se reunía con el pastor de jóvenes semanalmente, participaron con entusiasmo en todos los eventos de grupos jóvenes de la iglesia y estudios bíblicos, se bautizó, leyó todos los libros que decían conocer de donde sus sentimientos homosexuales venían, se zambulló en el asesoramiento para descubrir aún más todos los “porqués” de esta atracción no-deseada hacia su mismo sexo. Trabajó con dolor en la resolución de conflictos con mi marido y yo, y construyó amistades estrechas con otros chicos - chicos heteros - tal como le había dicho. Incluso salió del armario a todo grupo juvenil, dando testimonio de cómo Dios lo había rescatado de las trampas del enemigo, y compartía - de memoria - versículo tras versículo que Dios había usado para atraer Ryan a Sí mismo.
Pero nada cambió. Dios no contestó su oración - ni la nuestra - a pesar de que todos estábamos creyendo con fe que el Dios del Universo - el Dios para lo cuál nada es imposible - podría fácilmente hacer a Ryan hetero. Pero no lo hizo.
Aunque nuestras intenciones han sido buenas (de verdad pensamos que lo que estábamos haciendo era en amor), no le dimos a Ryan la oportunidad de luchar con Dios, para averiguar lo que él creía que Dios le estaba diciendo a través de las Escrituras acerca de su sexualidad. Siempre habíamos creído firmemente en dar a cada uno de nuestros cuatro hijos lugar para cuestionar el cristianismo, a decidir por ellos mismos si querían seguir a Jesús, para que se conviertan en dueños de SU PROPIA fe. Pero teníamos demasiado miedo de dar a Ryan esa espacio debido a su sexualidad, por temor a que él haría la elección equivocada.
Y así, poco antes de cumplir los 18 años, Ryan, deprimido, suicida, desilusionado y convencido de que nunca sería capaz de ser amado por Dios, hizo una nueva elección. Decidió tirar su Biblia y su fe al mismo tiempo, para tratar de buscar lo que quería desesperadamente: paz - pero esta vez de otra manera. Y la forma en que decidió probar primero fueron las drogas.
Habíamos - inconcientemente - enseñado a Ryan a odiar a su sexualidad. Y puesto que la sexualidad no puede ser separada del ser, habíamos enseñado a Ryan a odiarse a sí mismo. Así que cuando él comenzó a usar drogas, lo hizo con tal imprudencia y falta de precaución por su propia seguridad que era alarmante para todos los que lo conocían.
De repente, el miedo de que Ryan algún día traería un novio (posibilidad que honestamente me aterrorizaba) parecía trivial en contraste con el miedo a que Ryan perdiera su vida, especialmente a la luz de su reciente rechazo del cristianismo, y su creciente enojo contra Dios.
Ryan comenzó con la mariguana y la cerveza ... pero en seis cortos meses estaba usando cocaína, crack y heroína. Él se enganchó desde el principio, y su auto-odio y la rabia ante Dios sólo alimentó su adicción. Poco después, perdimos contacto con él. El siguiente año y medio no sabíamos dónde estaba, ni siquiera si estaba vivo o muerto. Y durante ese tiempo horrible, Dios tenía toda nuestra atención. Dejamos de orar para que Ryan se hiciera heterosexual. Empezamos a orar por él para que entienda que Dios lo amaba. Dejamos de orar para que nunca tenga un novio. Comenzamos a orar para que algún día vuelva a Jesús. Incluso habíamos dejado de orar para que vuelva a casa con nosotros ... lo único que queríamos que volviera a casa con Dios.
Cuando nuestro hijo nos llamó, después de 18 largos meses de silencio, Dios había cambiado por completo nuestra perspectiva. Porque Ryan había hecho algunas cosas bastante terribles durante el uso de drogas, lo primero que me preguntó fue:
¿Crees que alguna vez me podrás perdonar? (Le dije que, por supuesto, que ya fue perdonado. Siempre había sido perdonado.)
¿Crees que alguna vez me podría amar de nuevo? (Le dije que nunca había dejado de amarlo, ni por un segundo. Lo amamos más de lo que nunca lo había amado.)
¿Crees que aún me puedes amar con un novio? (Llorando, le dije que podía amarlo con quince novios. Sólo queríamos que sea parte de nuestras vidas otra vez. Ahora queríamos no sólo tener una relación con él ... sino con su novio también.)
Y un nuevo viaje se inició. Uno de sanidad, restauración, de una comunicación abierta y de gracia. Un MONTON de gracia. Dios estaba presente en cada paso del camino, nos conducía y nos guíaba a simplemente amar a nuestro hijo, y dejar el resto en manos de Dios.
Durante los próximos diez meses aprendimos a amar a nuestro hijo. Punto. Sin peros ni condiciones. Sólo porque respira. Aprendimos a amar quién sea que nuestro hijo amara. Y fue fácil. Lo que yo había tenido tanto miedo se convirtió en una bendición. El viaje no estuvo exento de errores, pero habíamos tenido gracia el uno para el otro, y el lenguaje de la disculpa y el perdón se convirtió en una parte natural de nuestra relación. Mientras nuestro hijo buscaba recuperación a la adicción a las drogas y el alcohol, nosotros estabamos pendiente de él. Dios nos enseñó a amarlo, a alegrarnos por él, a estar orgullosos de que el hombre que se estaba llegando a ser. Todos estabamos sanando ... y lo más importante, Ryan empezó a pensar que si nosotros podía perdonarlo y amarlo, entonces tal vez Dios también podía hacerlo.
Luego Ryan cometió el error clásico de un adicto en recuperación ... Volvió a reunirse con sus viejos amigos ... sus amigos usadores. Una noche que se suponía iba a ser simplemente una noche en el cine, resultó ser la primera vez que usó drogas en diez meses ... y la última vez. Ryan murió el 16 de julio de 2009. Y nosotros perdimos la capacidad de amar a nuestro hijo gay ... porque ya no teníamos un hijo gay. Lo que habíamos deseado ... orado ... y guardabamos la esperanza ... de no tener un hijo gay, se hizo realidad. Pero no en la forma en que nos imaginabamos.
Ahora, cuando pienso en el miedo que rigió todas mis reacciones durante esos primeros seis años después de que Ryan nos dijo que era gay, me estremezco al darme cuenta de lo tonta que fuí. Tenía miedo de todas las cosas malas. Y me duele, no sólo por mi hijo mayor, que echaré de menos todos los días por el resto de mi vida, pero de los errores que cometí. Me duele por lo que podría haber sido si hubiéramos estado caminando por la FE y no por MIEDO. Ahora, cada vez que Rob y yo nos reunimos con nuestros amigos gays, pienso en lo mucho que me encantaría a visitar a Ryan y su pareja durante una cena. Pero en cambio, visitamos la tumba de Ryan. Celebramos los aniversarios: los cumpleaños que deberían ser y el dia inolvidables de su muerte. Nos vestimos de color naranja - su color preferido. Atesoramos recuerdos: fotografías, ropa que llevaba, notas escritas a mano, listas de cosas que amaba, fichas de sus juegos, recuerdos de las canciones divertidas que inventaba, el “Curioso George” y la frazada de béisbol, cualquier cosa, de verdad, que nos recuerda a nuestro hermoso hijo ... Porque eso es todo lo que tenemos y no habrá nuevos recuerdos.
Nos regocijamos en nuestros hijos adultos, y en nuestra familia que crece mientras se casan ... pero duele por el único de nuestra "pandilla de los cuatro" que no se encuentra más. Ahora marcamos la vida por los días AC (antes de coma) y DM (después de la muerte), porque somos personas diferentes ahora, nuestra vida cambió irrevocablemente - en un millón de maneras - con su muerte. Valoramos la amistad con otras personas que "lo entienden" ... porque ellos también han perdido a un hijo.
Lloramos. Pedimos a Dios por gracia, misericordia y redención al tratar - no de mejorar ,sino de ser mejor. Y oramos para que Dios de alguna manera pueda utilizar nuestra historia para ayudar a otros padres a aprender a amar de verdad a sus hijos... Sólo por el hecho que respiran.
Linda Diane Robertson, robandlindarobertson@gmail.com
Publicado el 05 de diciembre 2012
Publicado el 14 de enero de 2013 - Ryan hubiese cumplido 24 cumpleaños